El Animismo forma la base de la verdad en los múltiples
sistemas de pensamiento religioso, filosófico y científico del mundo y se
remonta a los tiempos más lejanos de nuestro pensamiento.
Cicerón, por ejemplo, hablando sobre la
existencia del alma tras la muerte, menciona que no solo tiene de su parte la
autoridad de toda la antigüedad, sino también las enseñanzas de los Misterios
Griegos y de la naturaleza, pero que "estas cosas datan de antiguo y tienen,
además, la aprobación de la religión universal" (Tusculan
Disputations, C.F. Yong, trnas., George Bell & Sons, 1904, Libro I, XII-XIV.
Fue sin embargo el filósofo alemán del siglo XVII, Leibniz, quien popularizó la
frase latina Philosophia Perennis. La empleó para describir lo que necesitaba
para completar su propio sistema. Este debía ser un análisis ecléctico de la
verdad y la falsedad de todas las filosofías, antiguas y modernas, por el cual
"se debería retirar el oro de la escoria, el diamante de su mina, la luz de
las sombras; y esto sería en efecto, un tipo de filosofía perenne".
Con
similar ánimo, Ammonius Saccas, fundador de la escuela de Teosófica Ecléctica de
Alejandría en el siglo III d.C. e inspirador de Plotinus y del movimiento
Neoplatónico, persiguió el propósito de reconciliar las diferentes filosofías
religiosas.
Leibniz, no obstante, no reivindicó la invención de la frase. Dijo haberla
encontrado en los escritos de un teólogo del siglo XVI, Augustine Steuch, a quien
consideraba como uno de los mejores escritores cristianos de toda época. Steuch
describió la Filosofía Perenne como la verdad absoluta original revelada y hecha
asequible al hombre antes de su caída, completamente olvidada en este lapso y
solo gradualmente recuperada en forma fragmentada en la historia subsecuente del
pensamiento humano.
El Cristianismo Ortodoxo, era según su punto de vista, su
restauración más pura y la historia de la redención incluye la larga búsqueda de
esta sabiduría ("Perennial Philosophy", Dictionary of the History
of Ideas, Philip P. Wiener, ed. Charles Scribners Sons, 1973, III,
457-63).
Antes de Steuch, no hay, según mi conocimiento, ninguna mención del termino Philosofia Perennis aunque se encuentran en escritos anteriores frases
similares, expresando esencialmente la misma idea. La más notable de ellas es
"la sabiduría perenne de Dios" – "theosophia perennis" en textos latinos.
Mas recientemente, hace unos cuarenta años, Aldous Huxley compiló una
antología de las tradiciones religiosas y místicas del mundo que describe muchos
rasgos comunes a esta "filosofía de las filosofías". En su prefacio, la
define como sigue:
El ANIMISMO es la metafísica que reconoce una Realidad Superior al mundo de las cosas, de las vidas y de las mentes; la psicología
que reconoce la posibilidad del trato coloquial entre el alma y esa otra realidad que la trasciende;
la ética que sitúa el propósito final del hombre en el conocimiento del
fundamento inmanente y trascendente de todo ser, siendo inmemorial y general.
(Aldous Huxley, The Perennial Philosophy, Harper & Brothers,
1945; p. vii).
Huxley señaló que no se había remitido a los escritos de los filósofos
"profesionales" al compilar su libro, sino a unos pocos de aquellos
extraños individuos en la historia, que habían elegido cumplir ciertas
condiciones: "haciéndose ellos mismos, amantes, puros
de corazón y humildes de espíritu", condiciones a través de las
cuales tuvieron de primera mano una directa aprehensión de la Realidad Superior.
Si no se fuera un sabio o un santo, pensaba, la mejor cosa y más cercana que se
debía hacer era "estudiar los trabajos de aquellos que lo fueron y que,
debido a que habían modificado su modo de ser meramente humano, fueron capaces
de ser algo mas que una mera especie humana con mucho conocimiento" (Ibid.,
p. ix).
No es tan extraordinario que las enseñanzas centrales de todas las filosofías
espirituales principales sean idénticas, aunque las tradiciones estén separadas
geográfica y culturalmente y por vastos periodos de tiempo, pues era la misma
teosofía o sabiduría divina que fue universalmente divulgada por todos los
sabios y maestros, la "misma doctrina secreta, eterna e inagotable" que
Krishna impartió eones atrás a Vivasvat (el Sol), y que fue transmitida de época
en época y que éste comunicó igualmente a Arjuna, su "devoto y amigo"
(Bhagavad-Gita, recensión W.Q. Judge , Theosophicla University
press, 1969; 4:1-3).
La presentación moderna más comprensiva de la "theosophia perennis",
con pruebas de su difusión a través del mundo en cada época, puede ser
encontrada en los escritos de H.P. Blavatsky, en particular en su magnus opus,
La Doctrina Secreta, subtitulada "La Síntesis de la Ciencia, Religión y
Filosofía". Educada ella misma por estudiosos mas avanzados de la tradición
teosófica, escribió que: Las enseñanzas, no obstante fragmentarias e incompletas, contenidas en
estos volúmenes, no pertenecen ni a los Hindúes, ni a los Zoroastrianos, ni a
los Caldeos, ni a la religión egipcia, ni al Budismo, ni al Islam, Judaísmo o
Cristianismo en exclusiva. La Doctrina Secreta es la esencia de todas ellas.
Nacidos de ella en sus orígenes, los diversos esquemas religiosos están
dispuestos ahora para fundirse en su elemento original, fuera del cual todo
misterio y dogma ha crecido, se ha desarrollado y materializado. – J.P.
Blavatsky, La Doctrina Secreta I, viii.
A parte de elaborar las enseñanzas fundamentales y mostrar su analogía
natural, H.P. Blavatsky explica como la secreta "sabiduría de las cosas
divinas" fue "revelada" a la humanidad y renovada periódicamente a
través de la historia. Haciendo referencia a un hecho histórico con la alegoría
de la historia del Jardín del Edén, el mito del fuego prometeico y también la
historia hindú del descenso de los manasaputras ("hijos de la mente"),
ella describe como, hace unos 18.000.000 años atrás, seres divinos, hombres
"perfeccionados" de ciclos anteriores y nativos de esferas de vida
cósmica superiores e invisibles, mezclaron una porción de su consciencia con la
humanidad naciente, inflamándoles con la inteligencia racional. En este acto de
sacrificio y necesidad evolutiva, indeleblemente imprimieron en "la
substancia-mente plástica" de la vida de la humanidad, verdades importantes
de modo que nunca fueran totalmente olvidadas. Aquí tenemos, también la base de
la doctrina de Platón de la Anamnesis ("el no olvido"): el
aprender es realmente un proceso de "reminiscencia" – "recuerdo" o
"re-descubrimiento", conocimiento primordial embebido en la porción
inmortal del alma.
Desde aquel tiempo antiguo, se ha intentado regularmente restituir la
tradición-sabiduría en cada parte del globo, por dos razones: primera, a causa
de las fuerzas erosivas que con el tiempo desfiguran cada presentación, a
saber:
1. Enseñanzas originales, comúnmente orales, que se recuerdan
imperfectamente o se olvidan, textos que se pierden, copias y traducciones que
se editan, cambios de significado de la palabra y la gente que a menudo mal
interpreta o pasa por alto puntos esenciales.
2. La humanidad está
evolucionando, con necesidades igualmente evolutivas, y cuando el grito del
corazón humano colectivo es suficiente, aparece una respuesta de las regiones
adecuadas que satisfará las necesidades del ciclo que se está abriendo. Es bien
conocido que los Mesías, Avatares, Budas, Profetas y "los instruidos de
Dios" de toda nación llegaron como reformadores y transmisores, no como
creadores de nada, sino como el "ropaje terreno" de su presentación,
tejido con los materiales disponibles.
También hay que hacer notar que los
mensajes son raramente conocidos por sus contemporáneos, ni es completamente
comprendido el significado de su mensaje. Toda innovación atrae oposición.
Nuestra propia era, como cualquier otra, está llena de "falsos
profetas" cuya, a menudo, fascinante mezcla de verdad y error ha despistado
a muchos por vías secundarias improductivas e incluso peligrosas. ¿Cómo
entonces, nos podemos preguntar, podemos determinar qué es genuinamente del
espíritu y qué es paja? Sensiblemente suficiente, aunque requiere perseverancia
y un estudio discriminativo, podemos aplicar los test de la perennidad y
universalidad: ¿La enseñanza está explícitamente afirmada o supuesta por todos
los grandes maestros espirituales del mundo a través de las épocas? Y, lo que es
igualmente importante, ¿Lleva en sí el sello del espíritu: su llamada se dirige
al lado altruista y desinteresado de nuestra naturaleza?
El Universo, físico y metafísico, es todo una realidad y de acuerdo con la
simple lógica solo puede haber una verdad, aunque pueda ser limitada, variada y
aparentemente divergente en sus expresiones en el lenguaje humano. La influencia
fragmentada de las teologías dogmáticas, de los intentos de arrogar la verdad
bajo estandartes de todo tipo, incluyendo aquellos de la ciencia y la filosofía,
no pueden afectar al bienestar humano mas que negativamente.
Quizá sea mejor recordar entonces que la mayoría de nosotros
no somos nada más que "medio camino" entre la ignorancia y la
sabiduría. Si tenemos indicios de las realidades divinas sobre las cuales
buscamos completo conocimiento, o si buscamos solo ser una fuerza activa para el
bien en el mundo, pero necesitamos una filosofía que pueda ayudarnos a capear
las tormentas de la vida y los momentos de calma, podemos confiar que tal
conocimiento existe y que satisface tanto corazón como intelecto. La humanidad
no está despojada de la protección compasiva de los dioses y nunca lo ha estado.
Ambos, ellos y sus representantes en la tierra, siempre han ofrecido la brújula
de la sabiduría amante como la guía más segura para nuestro destino. Siguiendo
el curso trazado por estos caminantes avanzados, no solo descubriremos que es
verdadero en la vida y que no, sino que nos adecuaremos para expresar las
invariables características del espíritu.
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